
Hay momentos que nos sentimos paralizados,
lejos del estancamiento de la espera impaciente
o del miedo ''efecto-petrificador''.
Vemos como todo se mueve acompasado a nuestro cuerpo. . .
como si el aire fuera de la densidad de la piscina donde aprendimos a no ahogarnos.
Hay momentos que se olvidan su reloj sobre la mesilla y se visten hasta con babuchas hasta para andar por la calle.
Esos fragmentos de vida se llaman. . . Los no tiempos.
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