Si...es duro comenzar con el poema,
sembrar precedente y... seguir hacia delante,
abrir los tímpanos y escuchar el silencio
de algo que tiene voz y por mas que quiera, no quiere callarse.
Las manos me pesan y entorpecen mi escritura,
los versos no encuentran el camino y se atropellan unos a otros,
desordenan los momentos,
parecen el reflejo de mis vivencias
pero son distorsiones de mis actos...
Y ahora son la condena de la confianza perdida,
de las vueltas que da esta puta vida
en la cual me ha tocado vivir,
y se me ha colgado en la espalda
tal cual un exquisito cadáver
que se continúa con mi cuerpo como un bucle
infinito, constante y permanente.
Que se llena y vacía de ojos que ven y lloran,
que se llena y vacía de mí,
de mi propia sustancia ahora descompuesta;
una esencia repugnante,
una demostración de principios erróneos o de erróneos principios
que no sé cómo cambiar.